11.-Cerremos, si le parece, con el taller del autor. ¿Cómo es un día suyo de trabajo?
Fatigado ayer por la noche, dejé esta última amable pregunta suya para contestarle hoy esta mañana cuando me levantara y, como todos los días, hacia las ocho horas, tras el desayuno –con una taza de café que siempre elevo a la categoría de musa, salvo cuando está la musa real en casa–, comenzara mi día de trabajo. Y aunque le parezca raro, su pregunta ha condicionado los próximos minutos de mi taller de autor, ya que me ha recordado que ya hace tiempo que quiero escribir acerca del origen de esta pregunta, hoy tan habitual, en las entrevistas a los escritores; esa pregunta que se interesa –por decirlo de un modo general– por el horario de los escritores. La teoría que busco desarrollar sostiene que esta pregunta se populariza a partir de la entrevista que le hizo George Plimpton a Ernest Hemingway en 1954 para The Paris Review. La pregunta –dos en realidad– abría la entrevista: “¿Cuándo trabaja usted? ¿Mantiene un horario rígido?”. La respuesta de Hemingway fue memorable, todavía hoy la citan los escritores principiantes y también los no tan principiantes: “Uno escribe hasta llegar a un lugar en el que todavía le queda resto y sabe lo que ocurrirá a continuación, y allí uno se detiene y trata de vivir hasta el día siguiente para volver a seguir con aquello”. Es una respuesta muy buena y que contiene un consejo interesante, pero yo creo que el éxito de esa respuesta viene de que a la vez contiene un enigma, porque, teniendo en cuenta que cuando emprendemos un camino todo va cambiando a nuestro alrededor, es difícil creer que uno pueda saber lo que ocurrirá a continuación. (de la entrevista a Vila-Matas en Cuadernos Hispanoamericanos,marzo 2018)