MONTEVIDEO [Antón Castro, Heraldo de Aragón, 02/ 10/ 22]

Murcia 3Un día, desde Montevideo, llegó un paquete a casa de mi abuela (…)

Casi medio siglo después, hice un viaje a Buenos Aires, donde iba a estar tres o cuatro días. Y se planteó la posibilidad de cumplir un antiguo sueño: ir a Montevideo. Reservé los billetes, pero en el último segundo me dio como algo parecido al pánico o a la pereza, y no fui. No me atreví, como Enrique Vila-Matas en su novela ‘Montevideo’ (Seix Barral), a traspasar el umbral de mi memoria: él, vuelto a la vida y a Zaragoza, tras leer ‘La puerta condenada’, uno de mis cuentos favoritos de Cortázar, va más allá y deja que lo fantástico irrumpa en su escritura. Yo no he querido que la realidad desbarate la leyenda familiar e imagino que mis recuerdos inventados.

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