Las charlas de los matemáticos retirados

PRINCMe acordé de “las charlas de los matemáticos retirados”. Eran reuniones a las que asistía Ricardo Piglia en Princeton y de las que había él hablado en una reciente entrevista con Patricio Pron. Los matemáticos eran tipos brillantes, decía Piglia, extraordinarios conocedores de la literatura occidental, lectores expertos en Joyce y su Finnegans Wake, en Robert Musil, en Michel Butor, en Samuel Beckett, en Witold Gombrowicz; tipos fascinados con Hermann Broch, con Arno Schmidt, con Jorge Luis Borges… Para Piglia no había lectores así en el mundo: “Roberto Calasso, George Steiner y Harold Bloom son diletantes al lado de estos hombres cansados: uno aprendió japonés a los cuarenta años solo para leer a Yasunari Kawabata. Todos ellos saben que ya no se les va a ocurrir nada, pero que aún tienen toda la vida por delante y se dedican a leer. Robert Hollander, el gran especialista en Dante, daba un curso sobre La Divina Comedia en el que se leía un solo canto por semestre: eran seis o siete personas sentadas alrededor de una mesa redonda, y la mayoría eran matemáticos y físicos teóricos; terminaban de leer la Comedia después de cinco o seis años de clases y la empezaban a leer de nuevo. Así será la literatura en el futuro, al menos eso espero…”  [Fragmento de CAFÉ PEREC  ////   6 de mayo 2014.]

 

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