PARIS NO SE ACABA NUNCA, por Joan de Sagarra (LA VANGUARDIA. 2 abril 17)

GJOHNEl 24 de marzo almorcé con Enrique Vila-Matas y mi nieta Agomar –una criatura de 16 años catalanopolaca– en La Rotonde, en el bulevar Montparnasse. Era la segunda vez que coincidía con Enrique en París y la primera que almorzábamos juntos en aquella ciudad. Almorzar con Enrique en La Rotonde, frente a media docena de retratos (copias, claro está) de Modigliani y ver cómo se tomaba una sopa de cebolla –por la tarde tenía que dar una conferencia y estaba algo resfriado– mientras conversaba con Agomar sobre Sylvia Plath y François Truffaut, me produjo una sensación la mar de agradable, pero, al mismo tiempo, un tanto extraña (sigue leyendo)

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