ANNA MARIA IGLESIA: No sé si lo sabes, pero en su día se sospechó que Blanchot no existía, sino que era una creación de distintos escritores.
VILA-MATAS: Pero Blanchot existió; durmió, treinta años antes que yo, en la buhardilla que me alquiló Marguerite Duras. Durante la Resistencia, Blanchot se veía con Marguerite en reuniones clandestinas y a veces dormía allí en la sexta planta de la rue Saint-Benoît. Una noche, en esa buhardilla, tuve una experiencia a lo Stephen King, memorable, por lo horrorosa que fue. Me dormí leyendo unos cuentos de terror de M. R. James y de pronto desperté sudoroso y noté que había alguien a mi lado y al girarme me vi a mí mismo en versión diabólica. Nunca volvió a pasarme una cosa así, pero tengo muy claro que vi esa cara, que, con el tiempo, en mi memoria, se ha ido pareciendo a la de Blanchot en la única foto que he visto de él. Te digo la verdad: yo ahora no dormiría por nada a solas en esa buhardilla. Ni loco.
(fragmento de ESE FAMOSO ABISMO / Anna María Iglesia en conversación con Vila-Matas. Editorial WunderKammer. )