Brasil: Los 20 años de ‘Bartleby e companhia’ vistos por Antônio Xerxenesky

image00004(1)Desde que Vila-Matas bailó sobre el cadáver zombi de la literatura en Bartleby y compañía, han pasado muchas cosas; el mundo se ha politizado y cualquier novela nueva se vende como «urgente» y «esencial para entender el mundo actual». En todas las ilusiones sobre el futuro de la literatura desarrolladas por el catalán, esto nunca surgió como una posibilidad. Porque eso sería pesado, el regreso a lo real. El camino de Vila-Matas va por la ruta menos transitada: una fusión de la vida con la literatura en la que la vida se convierte en un cuento de Robert Walser, en el que un senderista deambula por las montañas del interior de Suiza y contempla el horizonte de posibilidades. La cordillera suiza es un canon modernista.

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Estuve en Barcelona en 2019 y la Barcelona que vi no tiene nada que ver con el Vila-Matas de los libros. Vila-Matas dice que es catalán, pero cada vez más creo que ésta es una de sus felices mentiras. Básicamente, Vila-Matas es un huérfano argentino que, a los 10 años, invadió la casa del fallecido Macedonio Fernández y le robó sus notas privadas, lo que impactó su cerebro infantil de forma irreparable. Sabiendo que todos sus lectores entablarían relaciones infinitas con Macedonio y Borges, decidió mentir y decir que vive en Barcelona, incluso alquiló un piso en el Barrio Gótico, y así se le ve como escritor europeo. Pero los latinoamericanos decimos antes de dormir: “Vila-Matas es argentino y Ricardo Piglia fue su primo”. Si alguien se atreve a negarlo, citamos a Sophie Calle fuera de contexto.

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¿A quién le recomendamos que lea Vila-Matas? A los sin rumbo, a los vagabundos. No es que sirva de brújula o mapa. Lo que pasa es que Vila-Matas ve que vas en una dirección determinada y pone tu cabeza en un palo y te hace girar y girar. Después de recuperarte del mareo, intenta caminar en línea recta. Permanecerás desorientado, pero tarde o temprano te encontrarás con un laberinto de espejos, donde volverás a perderte. Es necesario imaginar al lector así: perdido y feliz.

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Antônio Xerxenesky nasceu em 1984 em Porto Alegre, é autor dos romances As perguntas (2017), F (2014) e Uma tristeza infinita (no prelo).

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