Mi marca de agua

Sterne1

    «Me acordé de que Sterne decía que había una cosa que daba esplendor a cuanto existía, y era la ilusión de encontrar algo a la vuelta de la esquina. Tal vez era ese deseo de que hubiera algo más lo que nos llevaba a buscar lo nuevo, a creer que existía algo que todavía pudiera ser distinto, no visto, especial, algo diferente a la vuelta de la esquina más inesperada; por eso, algunos nos habíamos pasado toda la vida queriendo ser vanguardistas, pues era nuestra forma de creer que en el mundo, o tal vez más allá de él, más allá del pobre mundo, podía haber algo nunca visto. Y por eso algunos rechazábamos la repetición de lo que ya se había repetido; odiábamos que se nos dijera lo mismo de siempre y se pretendiera que volviéramos a saber lo, por otra parte, ya tan sabido; detestábamos al realista y al rústico o al rústico y al realista que consideraban que la tarea del escritor era reproducir, copiar, imitar la realidad, como si en su caótico devenir y en su monstruosa complejidad la realidad pudiera ser atrapada y fuera narrable; alucinábamos ante los escritores que creían que, cuanto más empíricos y prosaicos eran, más cerca estaban de la verdad, cuando de hecho cuantos más detalles acumulaba uno, más se alejaba precisamente de la realidad; maldecíamos a quienes preferían ignorar el riesgo sólo porque les daba miedo la soledad y el fracaso; despreciábamos a los que no comprendían que la grandeza de un escritor estaba en su condición, asegurada de antemano, de fracasado; amábamos a los que juraban que el arte estaba sólo en el intento.

    Era el deseo de que hubiera algo más. Y el deseo nos llevaba indefectiblemente siempre a buscar lo nuevo. Y ese intento, ese afán –lo empecé a llamar así por utilizar una palabra que me gustaba y que había encontrado en la traducción de unos versos de W. B. Yeats– fue algo que estuvo en mí desde aquellos veranos de juventud y sigue estando, creo que es mi centro, creo que es la esencia misma de mi forma de estar en el mundo, mi sello, mi marca de agua: hablo de ese desvelo continuo por buscar lo nuevo, o por creer que quizás pueda existir lo nuevo, o por encontrar eso nuevo que siempre estuvo allí«

[Enrique Vila-Matas, Kassel no invita a la lógica, Barcelona, Seix Barral, 2014, pp. 170-171;

 

Esta entrada fue publicada en Recuperación de textos. Guarda el enlace permanente.