Y el búfer girando y girando.

62Vila-Matas en ABC domingo 21 de marzo 2020:

Le oí comentar a Millás en la radio que si algo nos había conmocionado era que   aquello que habíamos estado viendo en la televisión y tan lejano nos parecía (la epidemia china) lo teníamos de pronto entre nosotros. Es lo mismo que pensé, me dije, viendo Casa vacía del estornino, la exposición de enero de este año de Tom McCarthy en la Whitechapel de Londres. En ella, el novelista británico advertía que nuestros sistemas de control y vigilancia de masas nos parecían seguramente sólidos, pero en cualquier momento podían derrumbarse, porque tenían fallos. De hecho, el problema de vivir en el sistema en el que estábamos instalados, nos decía McCarthy, era que había errores en él que aún lo convertían todo en más terrible. Una de las imágenes más angustiosas de la muestra de la Whitechapel era ese búfer o circulito que a veces gira en nuestro ordenador y que nos da a entender que algo ahí no funciona, no conecta, lo que nos crea una ansiedad tremenda. Yo sé que mentalmente la lenta llegada del virus a nuestro país vino precedida para algunos de nosotros de una imagen parecida a la de ese búfer que giraba y giraba y que iba avisándonos de un desastre indefinido que nunca llegamos a pensar que sería un crack de todo el sistema, hasta el punto de dejarnos recluidos en  nuestras casas, con días enteros sin pisar las calles. Hasta ahí no llegábamos, pero hemos llegado. Y ahora, de cara a los meses que siguen, sólo nos queda confiar un tanto ilusamente en que suceda  lo que suele ocurrir en las situaciones extremas en las que todo está en juego y uno sigue viviendo o escribiendo como si no pasara nada.

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