MI CONTRATO COMO FLANEUR

Dior-homme-The-wandererEste fragmento de un texto de mayo 2005 en El País (Editores y flaneurs) parece anunciar la invitación que años después me llevaría a Kassel y a escribir Kassel no invita a la lógica:

He estado en Basilea este pasado fin de semana y debo decir que he ido allí no como escritor sino como flaneur. A Matthyas Jenny, el director de BuchBasel, se le ocurrió inventar la figura del flaneur para su feria del Libro y me preguntó si quería serlo yo. “Si hay editores que escriben, ¿por qué no escritores que se vuelven flaneurs?”, me dijo. Pensé que sólo era una broma, pero no. Nada más llegar a Basilea quedé aterrado cuando vi que en el programa oficial se me anunciaba como flaneur oficial de la Feria.
No me extrañaría que el invento sea pronto copiado. Pero, ¿qué clase de trabajo realiza el flaneur de una Feria de libros? El pasado sábado por la mañana vino especialmente a preguntármelo el señor Worminghaus, periodista de Mitelland Zeitung. Le expliqué que flanear en la feria era cualquier cosa menos trabajo. Le dije que el flaneur pasea, observa, fuma cigarrillos mentales, lleva un abrigo comprado en Barcelona, ríe a solas, susurra canciones napolitanas, lo mira todo, absolutamente todo, y eso es todo.
O no, eso tal vez no es todo. Porque en los próximos cuatro años -esa es la duración de mi contrato como flaneur- aspiro a ampliar mi actividad de paseante convirtiéndome también en detective, en inspector al estilo de Peter Sellers en La pantera rosa, con música de la película incluida. En próximas ediciones de la BuchBasel el flaneur tendrá algo de inquisidor y sembrará a su paso el terror de los comerciantes desalmados y sonreirá a aquellos que venden alta literatura. Y cada día se parecerá más a Robert Walser, que nació cerca de Basilea y es su flaneur preferido. Todo esto le hice saber al señor Worminghaus, que a su vez me dijo que, debido a lo muy en serio que me he tomado mi nuevo trabajo, no tardarán muchas ferias del libro en hacerse con algún flaneur y que seguramente a la larga, los flaneurs se volverán imprescindibles.

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