MÁSCARA (Una entrada del Diccionario Vila-Matas)

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“Los comediantes llamados a escena, para no dejar ver el rubor de su frente, se ponen máscaras. Como ellos, al momento de subir a este teatro del mundo donde hasta ahora no había sido sino espectador, avanzo enmascarado”, o sea, larvatus prodeo. Las palabras son del joven Descartes, que las adoptaría como divisa, y manifiestan su intención de conducirse con cautela y secreto en el camino que se había trazado luego de sus famosos sueños del 10 de noviembre de 1619: la búsqueda personal de la verdad mediante el uso la razón. La reafirmaría en el Discurso del método, donde se define a sí mismo como un hombre que avanza “solo y en la oscuridad”. ///  El larvatus prodeo cartesiano aparece aquí y allá, de manera explícita o encubierta, en la obra de Vila-Matas y se ha convertido en una especie de clave. En Dietario voluble, a propósito del uso de la cita, el autor sostiene: “escribimos siempre después de otros, y quizás por eso tantas veces perseguí –con citas literarias distorsionadas o inventadas que ayudaban a crear sentidos diferentes– una imagen mía hecha con rasgos ajenos, y quizá por eso tantas veces fragmenté el antiguo texto de la cultura, y diseminé sus rasgos haciéndolos irreconocibles, del mismo modo en que se maquilla una mercadería robada. Así fui abriéndome camino, así fui avanzando. Para andar por ahí nada tranquiliza tanto como una máscara” (p. 228). ///  Ahora bien, el ocultamiento tras la máscara es ambiguo. La máscara esconde la superficie, pero puede revelar lo profundo. Como bien sabía Wilde, nada garantiza mejor la verdad que una máscara; cubierto el propio rostro, sustituido por otro, artificial, podemos empezar, entonces sí, a ser nosotros mismos. Y, sin embargo, hay una forma aún más sutil y radical de enmascararse: ser otro bajo la apariencia de uno mismo. En El viajero más lento se habla de un sospechoso amigo del autor que, angustiado por la identidad y resuelto a “convertirse en otro o dejar de ser” (p. 66), opta por la forma más inesperada de la alteridad: ser él mismo. Será, en efecto, otro dentro de sí, bajo el mismo nombre y la misma cara; los demás, superficialmente, podrán juzgarlo idéntico, pero él se sabe ya otro. En el fondo, no hay mejor máscara que el propio rostro ni pseudónimo o heterónimo más eficaz que el propio nombre. Lo sabía el enmascarado por definición: “nadie me ha conocido bajo la máscara de la igualdad, ni ha sabido nunca qué era una máscara, porque nadie sabía que en este mundo hay enmascarados. Nadie ha supuesto que a mi lado estuviese siempre otro que, al final, era yo. Me creyeron siempre idéntico a mí” (Fernando Pessoa, Libro del desasosiego). (¿QUÉ ES EL DICCIONARIO VILA-MATAS?)

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