UN EGOTISTA COHERENTE

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Formaba parte de una categoría de escritores, Kafka podría ser otro ejemplo, para quienes su obra era la reencarnación de su propia personalidad. Fue un egotista coherente, que se ocupó toda la vida de la salvación de su alma, creía en el hombre singular y no colectivizado. Y como ha escrito Sergio Pitol -traductor de varias de sus obras-, tuvo siempre la voluntad de ser uno mismo a pesar del conocimiento de que son los demás quienes nos crean. ‘No sé quién soy’, decía Gombrowicz, ‘pero sufro cuando me deforman, eso es todo’ (sigue leyendo)

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