Al preguntarle a Philip Larkin si tenía amigos cuyos consejos siguiera al revisar un poema, el poeta contestó:
—¿Para qué? Acuérdese de Tennyson leyéndole un poema inédito a Jowett. Cuando hubo terminado, Jowett le dijo: si yo fuera usted, Tennyson, no publicaría eso. Y Tennyson le respondió: en ese caso, maestro, el jerez que nos sirvió en el almuerzo estaba absolutamente asqueroso. (sigue leyendo)