¿Es Montevideo el otro nombre de la literatura? Tiphaine Samoyault en LE MONDE

Lecture de Tiphanie Samoyault en LE MONDE sobre  MONTEVIDEO

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Lautréamont, Jules Laforgue y Jules Supervielle. La lista es suficiente para construir una leyenda, aunque, como sucede en todo, podemos encontrar explicaciones pragmáticas (muchos franceses del suroeste emigraron a Uruguay y Argentina en el siglo XIX, convirtiendo a Montevideo en una ciudad multicultural y plurilingüe).

Como siempre, con la fascinación de la literatura, Enrique Vila-Matas viene a rondar la capital de Uruguay en su nuevo libro, pero con otros hitos mitológicos: sobre todo Julio Cortázar (por La puerta condenada, cuento cuyo protagonista se queda en el Hotel Cervantes y se pierde en una aventura muy extraña), pero también Jorge Luis Borges. Y Adolfo Bioy Casares (que situó un cuento en el mismo hotel), y finalmente escritores que nacieron allí (Raúl Damonte Botana, conocido como Copi; Idea Vilariño, Julio Herrera y Reissig).

El narrador de Montevideo, antes de visitarla por primera vez, sueña con esta ciudad; mantiene con ella “una especie de saudade secreta, una extraña nostalgia de ultramar”, melancolía por un lugar que no conoce y que no sabe si algún día conocerá. El viaje que finalmente realiza hasta allí se convierte en la búsqueda de un escritor que quiere situarse en “el lugar exacto donde lo fantástico irrumpe en un cuento de Cortázar”. Enrique Vila-Matas siempre ha hecho de la literatura el protagonista principal de sus libros. Sus narradores, a quienes resulta tentador confundir con el autor, siguen los pasos de escritores queridos, buscando citas, anécdotas vividas por otros, en lugares significativos de la vida literaria y de la ficción. Suelen sufrir el síndrome de Bartleby de Melville, el obstructor que prefiere no hacer antes que hacer, que Vila-Matas describió en un libro (Bartleby and Company, Christian Bourgois, 2002); pero ahora les gustaría poner fin a este “terrible cliché”. Estos personajes-narradores, como el de Montevideo, no saben escribir; huyen muy lejos para no afrontar el desastre de su deserción, en la que ya no se parecen en nada al autor, que, por su parte, escribe su quincuagésimo libro en más de cuarenta años (novelas, colecciones de cuentos, pruebas).

La distancia, el aprender hacia atrás, el no querer son el estilo de sus personajes en la laboriosa búsqueda de la autonomía. La voz francesa de Vila-Matas, André Gabastou, que la traduce desde hace más de veinticinco años, expresa con gran precisión esta ironía a la vez lejana y desolada: debemos escribir sobre esta compañía, en resonancia con el tema de la duplicación que está en el centro de este trabajo. Journey está plagado de referencias literarias París, donde Vila-Matas se instaló a los 20 años para su primera estancia larga, ha sido durante mucho tiempo el epicentro de la literatura para quienes querían convertirse en escritores. Las figuras literarias con las que su narrador se identifica primero son luego los autores modernistas ingleses o americanos que emprenden el viaje al país de la literatura. Así quiso ser por primera vez un escritor norteamericano en París, una especie de Ernest Hemingway desplazado en el tiempo. Pero luego comprendió que Montevideo ofrecía recursos igualmente interesantes, y cuando un día una conferencia finalmente le dio la oportunidad de ir allí, sintió que pertenecía allí. Su viaje está plagado de referencias literarias. Nada se ve directamente y la espiral de textos e imágenes lleva al referente a un abismo vertiginoso. Se había leído, soñado e imaginado tanto sobre la ciudad que ir allí se había convertido en un imperativo terapéutico. “Por las noches, a veces visitaba Montevideo en mi imaginación. Y me sorprendió ver que en ese cuartito de azotea, en ese mirador minúsculo, ingenuo, casi pueblerino, se había producido la renovación literaria del Uruguay y de gran parte del mundo hispanohablante. Terminé entendiendo que tenía más que una necesidad genuina de poner un pie en esta minúscula atalaya»

Pero cuando peregrina allí, no recupera el equilibrio en la realidad, sino todo lo contrario, y se convierte en un auténtico personaje ficticio de una novela de investigación cada vez más delirante. Este cambio en los límites entre lo real y lo ficticio significa que constantemente se sospecha de la naturaleza y la ubicación de la experiencia. La literatura se convierte en un tremendo incentivo para ir a encontrar el lugar y, al mismo tiempo, nos hace sospechar que ese lugar no puede existir. ¿Qué busca el narrador en Montevideo, novela o realidad? Sería difícil dar una respuesta. Entendemos, en cualquier caso, que el centro del mundo se ha movido, y con él se ha movido el sueño de Vila-Matas. Ya no se trata de ser un escritor norteamericano en el París de los años veinte, sino un escritor sudamericano en Montevideo. Es posible que la capital literaria mundial haya caído de norte a sur, y Vila-Matas continúa su búsqueda de la literatura como problema, cruce de fronteras y doble fondo. Hace de Montevideo la novela de este desplazamiento imaginario, pero que también podría tener algo muy real, ya que la literatura actual muchas veces proviene de países pequeños.

 

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