Elegí a Enrique Vila-Matas como autor de estudio no sé exactamente porqué y a la vez sí lo sé: porque no podía escoger a otro. Porque Vila-Matas me parece la quintaesencia del reto literario en la literatura española contemporánea. Su literatura es compleja, está permanentemente retándose a sí misma, buscando engarces con la teoría literaria y con otras artes, instigando al lector a pensar. Para alguien que estudia la literatura y se apasiona por el juego literario y por la función de la literatura en nuestros días, y que parte del contexto español pero quiere ir más allá, no había otra elección.
¿Qué lugar ocupa Vila-Matas en las letras españolas y europeas?Algunos sostienen que, fallecido Javier Marías, podría ser nuestro próximo Nobel.
Vila-Matas siempre ha ocupado un lugar peculiar en el campo literario,como analizo en la primera parte de mi trabajo, ‘Postura del autor en el campo literario’. En las letras españolas empezó su obra desde un lugar muy periférico, como escritor heterodoxo y que no podía clasificarse en tendencia alguna, más allá de un vanguardismo y una heterodoxia esencial; ahora bien, a partir del 1985 y con ‘Historia abreviada de la literatura portátil’, empezó a ser reconocido en la Península como autor singular y fruto de devoción en una «pequeña gran minoría». Pero no ha sido sino hasta a partir de los años 2000 (ganador del Premio Rómulo Gallegos) cuando se ha consolidado realmente en el sistema literario español y a ser tenido en cuenta como una de las grandes figuras en el panorama literario.
Especialmente con los libros de su ‘Catedral metaliteraria’ (‘Bartleby y compañía’, ‘El Mal de Montano’, ‘París no se acaba nunca’, ‘Doctor Pasavento’) o con su última novela ‘Montevideo’, que es una auténtica‘summa vila-matiana’, o con sus ya reconocidas intervenciones artísticas(como con Dominique Gonzalez-Foerster) y sus conferencias, que son actuaciones públicas (el pasado sábado se agotaron las entradas para su-intervención en el festival literario barcelonés Kosmópolis). En cualquier-caso, en nuestro país continúa siendo un autor ‘raro’, y también en Catalunya, como escritor catalán que escribe en castellano y cuyos referentes literarios y teóricos acostumbran a ser extraterritoriales:Kafka, Joyce, Pessoa, Tabucchi, Walser, Blanchot, Barthes, etc. Por eso mismo él ha afirmado a menudo sentirse más bien como un escritor francés.
Si no supiéramos que lo ha dicho de veras, que se formó en parteen París, parecería un chiste de Andreu Buenafuente. El pasado fin de semana decía que hay mucha gente que dice ser francesa.
-En Francia su reconocimiento ha sido siempre unánime (y no poco importante en Portugal e Italia, por ejemplo), así como en América Latina, especialmente en Argentina y México.No resulta casual que ganara el FIL en 2015, galardón que solo han ganado otros dos escritores de nacionalidad española. Se le ha llamado «el más argentino de los escritores españoles», entre otras ‘boutades’ que a él le gusta repetir.
Encarna la pasión absoluta por la literatura, la vida transformada en literatura, y viceversa. ¿Cómo ve usted esa dualidad?
No la veo en absoluto una dualidad. En Vila-Matas literatura y vida forman una sola amalgama donde ya no importa lo que es verdad y lo que es ficticio. Somos unos cuantos los que nos sentimos atraídos por esa fusión absoluta de lo vital / literario, supongo que es otro motivo por el que me he visto seducida por su obra y nunca ha dejado de estimularme.A Vila-Matas el ver la realidad con mirada atenta y literaria le lleva a la literatura. Y la literatura, las conexiones literarias, los eventos literarios,los cruces de referencias, le llevan a vivencias sorprendentes que acaba reflejando de nuevo en sus libros. En esto hay una conexión ineludible con ‘El Quijote’, el gran talismán de nuestra literatura, figura que Vila-Matas evoca a menudo. Y en Vila-Matas pasa como sucede en ‘El Quijote’:si primero lee la realidad como un libro, al final la realidad viene a él ya no quijotizada sino ‘vila-matizada’. Esto crea un bucle creativo y vitalista tremendo, que resulta contagioso a sus lectores y estudiosos.
Enrique Vila-Matas presentó hace un año su novela ‘Montevideo’ en Zaragoza.
-¿Analiza toda su obra o aspectos fragmentarios, libros concretos?
-En mi tesis, y contra todas las recomendaciones del sentido común y de las últimas tendencias académicas, decidí no acotar las fuentes y tomar la obra entera de Vila-Matas. Ello ha supuesto el análisis de más de cuarenta libros, más de dos centenares de artículos, sin olvidar los cientos de entrevistas, artículos e intervenciones públicas que también me he dedicado a revisar para poder reflejar una visión lo más completa posible de su postura pública. Un proyecto a todas luces ‘kamikaze’, como se ha dicho, pero que por fortuna no se ha acabado convirtiendo en un‘Suicidio ejemplar’, como dicta uno de los mejores libros de cuentos de Vila-Matas, gracias al apoyo de mis tutores, directores y la gente que quiere mi bien en general.
-O sea que ha sido usted temeraria y desafiante.
No lo había visto así. En cualquier caso, quería dar buena cuenta de su obra de modo panorámico, sin reducirla a un solo factor. Tras todo ello,el foco de atención ha sido intentar averiguar qué hacía a Vila-Matas tan peculiar en el campo literario, y también si, más allá de su fama de metaliterario y autoficcional, podía encontrarse en él una intención política más o menos manifiesta y, especialmente, si podíamos incluso considerarlo un “intelectual comprometido” en un sentido amplio afín al siglo XXI: como figura pública que ayuda al lector a leer la realidad de modo complejo y a promover el pensamiento crítico.
-¿Cuánto hay de ficción y de autoficción en Vila-Matas?
Hay mucho de ambos. En algunas entrevistas, cuando le preguntan eso,se divierte dando porcentajes diversos como el 27% de uno y el 73% de lo otro, etc. Y me parece que lo más interesante al leer a Vila-Matas es no tratar de deslindarlos y dejarse llevar por el juego de «ficción radical» o»aventura literaria» que propone.
-Vila-Matas encarna, en cierto modo, la extrañeza de vivir. ¿En qué le parece único, cuáles serían sus elementos casi originales,distintos a casi toda su generación?
Sin ser conocedora exhaustiva de toda la literatura española de su generación, si tengo que subrayar lo que me parece fundamental y único en su propuesta, destacaría varios aspectos: en primer lugar, la autoconciencia absoluta de su vocación como artista y escritor «total»,donde vida y obra se imbrican, como en el caso de Valle-Inclán, Dalí o Duchamp, desde los orígenes hasta la actualidad (es en realidad asombrosa la coherencia entre los presupuestos en sus inicios en los sesenta y las concreciones a lo largo de la trayectoria hasta el día de hoy);en segundo lugar, su capacidad asombrosa de imbricación entre lo narrativo y lo ensayistico (por no hablar de lo vital) de modo que leer sus libros (y hasta sus artículos) es leer al ‘avatar’ o ‘yo literario visible’ o ‘yo figurado’ Vila-Matas pensando sobre literatura, sobre pensamiento, y hasta sobre moral y actualidad y llevando siempre al lector más lejos, sin renunciar a la ficción radical; en tercer lugar, su dominio del humor y la parodia, que consiguen que la reflexión más sesuda vaya acompañada de constantes giros imprevistos en la trama, las ideas o el lenguaje, y pueda provocar una carcajada del lector cómplice, humor que también hace patente en sus intervenciones públicas, que con el tiempo se han ido configurando en auténticas ‘performances’.
-¿Cuál ha sido su relación con Enrique Vila-Matas en estos años de tesis?
La verdad es que ha sido una relación inconstante pero siempre accesible y sumamente enriquecedora. Lo conocí personalmente en un congreso en Persignan sobre su obra, ahora hace 11 años, un congreso donde me tocó a mí hacer la última intervención, que era una especie de resumen de mi tesina y se titulaba ‘Vila-Matas, ‘flâneur’ de la literatura’. Como él hablaba justo después de mí, tuvo que presenciarme y escucharme, para mi terror; sin embargo, después fue amabilísimo conmigo y destacó todolo que le había interesado de mis palabras. A partir de entonces, nos hemos visto alguna vez, no muy frecuentemente, pero sí nos hemos intercambiado innumerables correos electrónicos, y hasta se ha brindado a ayudarme con algunos momentos menos documentados de su trayectoria, especialmente sobre los primeros años. Vila-Matas, si bien pueda intimidar a priori por su ingenio e inteligencia, como persona se trata de un ser modesto, afable, generoso, con una conversación siempre amena y apasionante.
Había anticipado este trabajo en un libro, que es casi una novela,¿no?
Ja ja. Bueno, sí, escribí una novela hace unos años, en paralelo a mi investigación a Vila-Matas, que no debía de tratar sobre él, pero cuya figura (literaturizada) se acabó colando inevitablemente entre las líneas,puesto que formaba parte ineludible de mi universo mental. La novela se llama ‘La piel de Irlanda’ y HERALDO dio cuenta de ella y se presentó en Zaragoza, en Cálamo. Como la tesis, tuvo un proceso de escritura muy largo y curiosamente, en este proceso anticipé inconscientemente aspectos futuros de la obra de Vila-Matas (el más llamativo, a mitad de la escritura de la novela apareció ‘Dublinesca’ de Vila-Matas y este afirmó haber dado «el salto inglés»).
-¿Podría concretarnos qué era ese libro suyo, que buscaba Isabel Verdú? Luego ha seguido por las sendas de ficción.
Fue un ejercicio de escritura que a mí me divirtió mucho, pero creo que no deja de ser eso, un ‘divertimento’ de autora novel que aunaba algunas preocupaciones propias existenciales y estéticas con la lectura de Vila-Matas, en un cóctel que se desligó completamente de mi estudio formal sobre Vila-Matas y de mi relación con él. De hecho, al final de la novela,por coherencia narrativa, decidí que la protagonista no acudiera a un congreso sobre Vila-Matas, figura sobre la que estaba obsesionado su padre, para empezar su vida de nuevo sin referentes ni condicionantes. Y yo en la vida real hice lo contrario, continuar adelante en mi estudio el interés por él, cosa que siempre me ha hecho la vida más interesante y divertida.