CORREGIR [Un texto escrito para RNE, para el programa Wonderland]

finnegans wakeEstimado Jordi Corominas, estimada Rosa:

Te envío esto sobre el tema de corregir; para tu dominguero programa wonderlandero invita a Landero, que vaya con pandero y sin pero:

Monterroso –uno de mis escritores más admirados, tenía una gran obsesión por corregir sus textos. Recomendaba a los escritores no solo escribir, sino eliminar líneas y pulirlas. Según relata en Pájaros de Hispanoamérica, su último libro publicado en vida, conoció al peruano Alfredo Bryce Echenique en una situación incómoda, pero que posteriormente fue jocosa. En una conferencia en Canadá, Bryce Echenique dijo que le gustaba  escribir  de corrido, casi sin corregir. Cuando le tocó hablar a Monterroso, dijo (era muy tímido): “Yo no escribo, sólo corrijo”, lo cual hizo reír al público.

Es esencial corregir. Pero, como es lógico, he corregido de formas muy distintas a lo largo de los años. La actual fórmula es tan extraña como las anteriores. Estoy escribiendo un libro y estos días abordé el cuarto capítulo.  Calculé que tendría unas 1000 palabras. Eso me anima a escribirlo más que si pienso que ha de tener, por ejemplo, 5.000  palabras. En ese cuarto capítulo tenía que describir un viaje en coche de Cadaqués a Barcelona. Conduce un viejo pintor de paredes de Cadaqués  y de copiloto lleva al narrador del libro, que pronto siente que avanzan muy poco en la carretera a pesar de que ya llevan una hora de viaje. También le parece que el mundo no está acabado de hacer y que quizás están en el infierno, porque se mueven como si estuvieran en la eternidad. Hice un primer borrador de 1000 palabras, lo imprimí y taché unas 300,  quité toda la grasa y las cosas que no eran necesarias. Y volví a redactar todo el capítulo; a medida que lo redactaba, surgían nuevos elementos que completaban mejor la historia y pasé de 700 a 1600 palabras. Lo imprimí, lo corregí, quité lo que sobraba (y que sin darme cuenta había añadido sólo para tener la sensación de que avanzaba, no como el coche de mi  historia, que avanzaba cada vez menos hacia Barcelona, ya se sabe que el infierno es circular y no tiene salida) y volví a escribirlo, completé espacios que requerían ser rellenados para narrar con más detalles la historia, al tiempo que    incorporé una conversación telefónica del narrador con su hermano de Nueva York que ayudaba a ver qué podía ocurrir en el quinto capítulo donde el narrador había de encontrarse en Barcelona con ese hermano al que no veía desde hacía veinte años). Lo imprimí de nuevo –tenía ahora 2200 palabras y lo corregí dejándolo en 2100 palabras. Volvía escribirlo y volví a quitar y al mismo tiempo a añadir más cosas, y quedó todo en 2100 palabras. Lo imprimí. Añadí una trama paralela a la del coche y me hice con 3000 palabras. Etc. De tanto escribirlo, al final el capítulo me quedó hasta bien escrito. Tiene ahora 4.400 palabras y lo he dado esta tarde por terminado. Yo calculo que ese cuarto capítulo lo habré escrito unas doce veces. De tanto corregirlo y aumentarlo y aumentarlo y corregirlo, hasta me creo lo que en él pasa. Al reescibirlo tanto, añado detalles en algunas líneas que requieren esos detalles y todo eso hace que vaya teniendo más volumen lo que había inicialmente previsto como breve. En ocasiones, uno descubre que en realidad  ese capítulo podría ser un libro entero, porque todo en él es mejor que en el resto de los capítulos. Mañana creo que volveré sobre las 4.400 palabras, volveré  a empezar a escribirlo, perfeccionando al máximo ya las primeras 2.200 y ampliando como un loco las otras 2.200. A este paso el capítulo será una novela, como si lo viera venir.  ¡Si es que no hay como corregir!

 

a partir del minuto 30, por donde suena Bonnie Tyler :

http://www.rtve.es/alacarta/audios/wonderland/wonderland-18-febrer-2018/4476789/

 

 

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